Emprendizaje, ¿oportunidad o riesgo?
La crisis podría actuar como revulsivo, especialmente entre los jóvenes, para incentivar la cultura emprendedora, adormecida en la anterior situación de bonanza económica
No hay opción. La crisis tiene que actuar como revulsivo de la capacidad emprendedora. Así lo estiman los cuatro expertos participantes en este debate. Frente a las dificultades y los riesgos, que los hay, y frente al estigma del fracaso, que todavía está demasiado arraigado en esta sociedad, reaparece la imperiosa necesidad de buscar horizontes en el mundo empresarial. Probablemente se estaba perdiendo esa actitud, especialmente entre las nuevas generaciones, en una sociedad tradicionalmente emprendedora como es la guipuzcoana. La bonanza económica anterior a la crisis ha podido contribuir a ello. Pero los tiempos han cambiado bruscamente y ahora urge la necesidad de fortalecer, y asentar, la actitud emprendedora, tanto entre los jóvenes como entre quienes ya poseen una consolidada trayectoria profesional.
La reactivación del espíritu emprendedor, el papel de la formación, los sectores con mejores perspectivas, la idea de negocio, la financiación y las ayudas, el miedo al fracaso y las gratificaciones y aportaciones del emprendizaje son algunas de las reflexiones que se analizan en las siguientes líneas.
Iniciativa o ¿seguridad?
- Varios estudios muestran que no tenemos una cultura tan emprendedora como la de otros países de Europa, que los universitarios optan más por la vía de la nómina que por la del emprendizaje. ¿A qué obedece esta actitud?
- Juan Mancisidor. Han coincidido en el tiempo varios factores que pueden explicarlo. En primer lugar, hemos creado una sociedad un poco más acomodada y la falta de necesidad ha impedido que la actitud emprendedora fuera la norma general entre nuestros jóvenes y no tan jóvenes. Segundo, que existe una cultura de aversión al riesgo, es decir, se castiga el fracaso. En otros sitios no es así. Si alguien fracasa se entiende que sabe algo más de lo que sabía el día anterior. Aquí, sin embargo, el fracaso está muy penalizado. Y hay que unir a todo ello cierto estigma social de ser empresario. En Gipuzkoa, que ha sido cuna de emprendedores, o le damos la vuelta a esta situación, como a un calcetín, o nos jugamos el futuro.
- Maialen Sánchez. Recalcaría la palabra necesidad. Gipuzkoa ha sido un territorio muy emprendedor, no hay más que mirar atrás. Pero los tiempos han cambiado. Los emprendedores de aquellos años vivieron una serie de necesidades que nuestra generación no ha conocido. Hemos creado una sociedad mucho más acomodada; en nuestro caso, las grandes empresas han estado absorbiendo mano de obra. Ahora, la necesidad obliga a buscar la vía del emprendizaje.
- Mariano Cortés. Los modelos sociales actuales no favorecen la asunción de riesgos, lo que automáticamente nos hace mirar hacia la educación, a valorizar la figura del empresario, a introducir en las etapas educativas tempranas los valores del emprendizaje, a crear redes, o a favorecer un entorno administrativo que simplifique procesos. Respecto a la proporción de trabajadores por cuenta propia en relación a asalariados, estamos en la media comunitaria; por encima de esa media, más proporción de personas trabajando por cuenta propia que asalariados, se da en países con economías débiles, Grecia, Turquía, Rumanía. Y al contrario, en economías dinámicas es donde menos proporción de autónomos hay: Dinamarca, Noruega, Suecia. Eso me hace pensar que la clave no está en la cantidad de empresas, sino en la calidad de las mismas. En relación con los universitarios, quizá el reto está en acercar universidad y empresa. No sólo acercarlas, sino quizá entrelazarlas. Y hay que introducir en la agenda de la responsabilidad de las empresas el intraemprendizaje.
- José María Luzarraga. Quizá hemos entendido el emprendizaje como emprender por necesidad. Hace 50 años hubo necesidad y se emprendió; hoy, hasta recientemente, no ha habido necesidad y no se ha emprendido. Nosotros lo hemos dado la vuelta y proponemos que además hay que emprender por voluntad. En segundo lugar, ¿emprendedor como individuo o emprendedor como equipo? En Gipuzkoa, gran parte del éxito de las empresas no se ha debido al acierto de emprendedores individuales, sino de emprendedores de equipo. La salida va por ahí, entender al emprendedor no como una persona sola que lucha contra las adversidades, sino como un equipo.
¿Nace o se hace?
- ¿Se es emprendedor por carácter o es necesaria una formación?
- Mancisidor. Más que de personas emprendedoras, hablaría de actitud emprendedora. Y para que esa actitud se exprese, sí que va a tener en parte unos atributos de personalidad (optimismo, creatividad, valentía); pero tiene que haber formación y esfuerzo. No obstante, hemos caído en la trampa de hablar de emprendizaje como el referido al emprendedor puro, al joven que empieza de cero, etc. Y quizás en Gipuzkoa el reto es el intraemprendizaje, es decir, que la ventana profesional en la que se pueda emprender sea toda la carrera profesional, con lo cual se amplía el horizonte, y uno puede emprender en su juventud, un poco más tarde o cuando está a punto de acabar.
- Sánchez. Hoy en día, viendo como va la sociedad dentro de un mundo globalizado, ser emprendedor no solamente desemboca en tener que montar un negocio, sino que esa actitud puede verse incluso trabajando en una empresa. La clave es la actitud emprendedora.
- Cortés. El emprendedor o la emprendedora se hacen cuando se dan las condiciones óptimas. Suele asociarse a un conocimiento profundo de las posibilidades del objeto del negocio. Y este conocimiento suele venir dado por la cercanía o bien por el contexto familiar. Es evidente que a esto hay que añadir una serie de características personales que igual no todo el mundo tiene, pero está claro que es posible formar y entrenar.
- Luzarraga. El emprendedor se hace. Probablemente no por obligación, sino porque se crean las condiciones oportunas. La formación consiste en aprender haciendo. Que existe una genética propia... puede que sí encontremos al guerrero individual, pero al final la sociedad no puede depender de esa capacidad emprendedora. Nosotros, de hecho, hablamos de equipos emprendedores y la experiencia nos lo demuestra. Cuando se crean las condiciones específicas, la capacidad creadora del ser humano es impresionante.
Aprovechar la oportunidad
- En estos momentos, ¿la crisis es una oportunidad o una amenaza? Son tiempos buenos para lanzarse a este mundo, o es mejor esperar en el refugio de una nómina?
- Mancisidor. Yo lo veo claramente como oportunidad. Entiendo que exista la visión de que no es el momento adecuado, de que haya cierta presión preventiva. pero las crisis son un momento de cambio brutal, todo está en ebullición. Eso para mí es un momento de oportunidades.
- Sánchez. Está claro. La crisis tiene que ser una oportunidad. Si estamos esperando a que pase, mal lo tenemos. El problema es dónde encontrar la oportunidad. Desde Goieki estamos trabajando en los sectores emergentes, pero no podemos olvidarnos de dónde venimos y qué sabemos hacer. El objetivo no es dar con la 'megaidea', pero sí estar muy al día de lo que ocurre en el mundo para buscar un enganche. El hecho de salir ya es oxígeno y permite entrar en una rueda de la que siempre se puede obtener algo.
- Cortés. Es que, además, viendo la cantidad de empleo que se ha destruido y la cantidad de empresas que lo están pasando mal, la nómina no es un refugio. Estamos en una crisis y quien crea que después de esto vamos a vivir otro periodo de estabilidad, se equivoca. Tenemos que acostumbrarnos a vivir en una crisis permanente y pensar que todas las posibilidades de los sectores emergentes, nichos de mercado no cubiertos, o no muy bien cubiertos, son oportunidades.
- Luzarraga. Con la que está cayendo, ahora nos damos cuenta de que tenemos que cambiar el tejado de la casa. Hemos tenido veinte años de sol y hubiera sido mejor haberlos aprovechado para hacer la reparación. Bueno, pues si en este momento es una necesidad cambiarlo, también es una oportunidad que gracias a la lluvia nos hemos dado cuenta. Estamos asistiendo en los últimos años a un resurgimiento de la capacidad emprendedora, tanto dentro de las empresas como entre los jóvenes, porque prácticamente no hay alternativa. Pero creo que no debemos quedarnos en recuperar la capacidad emprendedora por necesidad, sino que tenemos que aprovechar esta oportunidad para pensar que por necesidad y por voluntad.
Las cortapisas, los miedos
- Hablemos de las dificultades. Primero, la necesidad de aportar una idea de negocio; segundo, la problemática de la financiación y por último el miedo al fracaso.
- Mancisidor. Es cierto que hay que tener una idea de negocio y aportar un valor añadido. Quien posee un negocio y no sabe dónde aporta el valor añadido, puede despistarse o equivocarse. Respecto a la financiación, creo que por lo menos en Gipuzkoa, en cuanto a ayudas institucionales, ecosistema de apoyo al emprendizaje, etc., estamos suficientemente bien dotados. Lo único que nos trasladan los emprendedores es su temor a que se cree una cultura de emprender por o con las ayudas. Y nos avisan del riesgo que supone para el emprendedor estar más tiempo en ventanillas, solicitando ayudas o haciendo memorias, que pensando en su negocio.
- Sánchez. Esto es una realidad. Mucha gente viene más interesada por las ayudas que por lo que pueda aportar . Incluso hay quien nos pide que le hagamos el plan de viabilidad. Sobre la idea de negocio, quizá hoy en día no se trata tanto de inventar productos nuevos, sino de ofrecer un intangible que suponga un valor añadido. Puede ser calidad, especialización, conocer las necesidades de los clientes, ofrecer un servicio integral. Y respecto al miedo al fracaso, pues sí, existe todavía en nuestra cultura porque se castiga muchísimo. En otros países, casi te dan la enhorabuena.
- Mancisidor. Es que fracasar es bueno. Aunque suena muy contradictorio. Si una idea va avanzando y no tiene ningún tropiezo casi, casi, es sospechosa.
- Cortés. Una leyenda urbana de Estados Unidos dice que en aquel país no te contratan si no sabes lo que es el fracaso en una empresa.
- Luzarraga. El 99% del aprendizaje se hace cometiendo errores. Desgraciadamente, en el sistema educativo, desde pequeñitos, el error se penaliza. Sin embargo, cuando se comete un error significa que se está más cerca del acierto. Se necesita un cambio de mentalidad.
- Cortés. Por lo cuál, deberíamos valorar más el coraje de iniciar un reto que el propio éxito del mismo. Ideas maravillosas hay pocas, lo normal es una evolución natural de algo ya conocido y dominado. Respecto a la financiación, hoy en día están estranguladas las vías de financiación para las nuevas iniciativas y para las empresas en marcha. Ahí la Administración tiene una responsabilidad muy grande de coordinar y ordenar a todas las escalas administrativas y entidades que se ocupan de la financiación, asesoramiento, formación y apoyo de las personas emprendedoras. Hemos contabilizado hasta 250 operadores públicos, privados o semipúblicos con competencias en este ámbito. Para lograr una eficacia en estos procesos, deberíamos sentarnos todos y articular un buen sistema. Hay un esfuerzo que hacer en este ámbito, ahora más que nunca.
- Luzarraga. La idea de negocio, en un proceso de emprendizaje, tiene que aparecer. Todo sistema de ayudas de financiación parte de una idea de negocio. El siguiente paso es el plan de viabilidad, pero nosotros somos contrarios a este orden. Creemos que después de la idea de negocio deben ir las visitas a los clientes. Si vamos a un modelo cerrado sin contar con el mercado, las expectativas de fracaso son mayores, pero también el miedo al fracaso. En Euskadi hay cantidad de planes de negocio que se han hecho, que nunca han visto a un cliente y que nunca han visto la luz.
Las recompensas
- ¿Y las ventajas, las aportaciones.?
- Mancisidor. La ventaja principal es la realización personal de sentirse útil, creativo. En cuanto a las aportaciones, ahí yo si que sacaría una bandera en el reconocimiento y apoyo social al empresario. Y es que, al final, quien crea realmente riqueza, empleo, formación, bienestar en una sociedad es su tejido empresarial. Y es paradójico que a veces da cierta vergüenza reconocerse empresario. Cuando debería ser lo contrario.
- Sánchez . El reconocimiento de que se está aportando algo a la sociedad es una actitud que favorece la mejora continua y el trabajo en equipo, ingredientes fundamentales para innovar y salir adelante. Para ser emprendedor, hay que ser un poco niño o niña. Desde la guardería ya hay que empezar a trabajar esas actitudes. La cultura emprendedora, desde el biberón.
- Cortés. Emprender es una expresión del ser humano. Crear algo y que sea sostenible en el tiempo no puede ser más gratificante. Y aplicando el principio de la biodiversidad, que dice que cuantos más agentes diversos y plurales hay en un ecosistema más eficiente es, cuantos más emprendedores y más agentes económicos tengamos impulsando iniciativas, más eficientes seremos.
- Luzarraga. La principal aportación es ser protagonista de tu vida las veinticuatro horas del día. Ser protagonista por ser emprendedor, no solo en solitario, sino también en un equipo. Y esa actitud de ser todos coprotagonistas de la capacidad creadora es lo que mueve la sociedad.
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